El acceso a piscinas públicas durante los calurosos veranos fue un tema bastante comentado hace unos años con la denominada Playa de Lavín en el Parque de los Reyes en Santiago. Este tema es común a varias metrópolis, y se han buscado diversas alternativas.
Por ejemplo, en Nueva York Las olas de calor que han afectado a la ciudad en los últimos años han hecho colapsar las escasas piscinas públicas, generando incluso revueltas por el acceso a ellas. Esto motivo a la urbanista y profesora de la Universidad de Columbia, Ann L. Buttenwieser a crear la Neptune Foundation para llevar adelante el tema que desarrollo en su tesis doctoral, una nueva generación de piscinas flotantes, usadas a principios del 1900 en el East River de New York.
El proyecto parte con la contratación de la oficina de arquitectura Jonathan Kirschenfeld Associates http://kirscharch.com/ y de los ingenieros navales C.R. Cushing & Company, sumandose más tarde un equipo de ingenieros estructurales y expertos en piscinas e iluminación . Luego de una larga búsqueda, el 2004 lograron finalmente dar con la barcaza que serviría de base para el proyecto en Louisina. En este mismo lugar se llevo a cabo la construcción, que se vio atrasada por el huracán Katrina. En Septiembre del 2006 se termino la barcaza e inició su viaje a Nueva York para los ajustes finales, y finalmente se abrió a público en un simbólico 4 de Julio.
Del largo total de la barcaza, solo 1/3 es la piscina misma. El resto es espacio público para los usuarios e instalaciones propias de una piscina: lockers, baños, duchas y un snack bar., con capacidad para 174 personas. ¿El costo? USD $5 millones.
La idea es entregar equipamiento y conectar a las comunidades con sus waterfronts. Pero esta idea no es exclusiva de Nueva York: El 2004 se inauguró en Berlín la Badeschiff (Barco Piscina) obra de artista Sussane Lorenz, una piscina flotante sobre el rió Spree, y existe otra en el Senna, en Paris.
Fuente sacada de www.plataformaurbana.cl